La búsqueda del equilibrio familia-trabajo es eje principal del desarrollo personal

Hay que aclarar en primer lugar que no es posible proporcionar soluciones genéricas y estandarizadas a las distintas relaciones entre pareja pero también a los dinámicos abordajes del equilibrio entre la vida familiar y el trabajo puesto que cada situación personal tienen distintas necesidades que requieren de soluciones que se adapten a resolverlas.

Sin embargo, para plantear autónomamente un conjunto de respuestas o soluciones es preciso determinar en primera instancia cuáles son nuestros objetivos personales y de pareja. Este será el punto de partida para determinar y detectar en qué áreas debemos mejorar para alcanzar nuestro equilibrio personal entre la familia y el trabajo.

Otro elemento a tener en cuenta desde el arranque es decidir cómo se van a repartir las responsabilidades del hogar en cada caso.

En la actualidad, debemos ser creativos y utilizar los recursos disponibles que tengamos a la mano. Por ejemplo, si el tiempo de dedicación a las tareas domésticas es uno de los recursos más escasos de que disponemos, habrá que saber encontrar la forma de simplificar estos procesos domésticos, con la contratación de ayuda exterior, con el soporte de los abuelos u otros miembros de la familia, o con el reparto responsable de encargos entre los miembros de la familia.

No obstante, es preferible y conveniente que la familia no se apoye en exceso en estas ayudas exteriores, y que todos los que la forman asuman en mayor o menor medida su papel de protagonistas y constructores de ese ámbito familiar.

Hemos venido hablando de como una de las herramientas más poderosas para la enseñanza y formación de los hijos es mediante el liderazgo. Por ejemplo. la implicación real y directa de tanto padre como de la madre en las tareas que son propias del hogar y del cuidado de los hijos les muestra a ellos cómo se viven valores tales como la generosidad en la entrega del tiempo, la amabilidad en el trato humano o el desprendimiento de apetencias personales en favor de la familia.

Sin duda, habrán compromisos laborales adicionales que saldrán en el futuro y los cuales no se pueden desaprovechar o son beneficiosos dentro de nuetro proyecto personal y profesional. Por eso más allá de la propia organización familiar, es preciso entrar también en la selección adecuada de actividades con y para la familia.

Eso significa orientar nuestro tiempo de libre disposición o de ocio a aquellas actividades que más nos enriquezcan personalmente y que no dejen de potenciar nuestras actuaciones como miembros de una familia.

Entonces no podemos obviar el hecho de que la búsqueda de un adecuado equilibrio trabajo-familia puede enfrentarnos a decisiones más complicadas y de difícil solución. Reconociendo que este es un tema difícil en el ámbito personal, en determinadas ocasiones será necesario enfrentarnos a esta cuestión tomando decisiones mucho más radicales.

El reto del equilibrio radica en saber vivir con coherencia nuestro proyecto familiar, reconociendo que, por el grandioso hecho de ser matrimonio, hemos asumido una serie de obligaciones que nos debemos esforzar por vivir, huyendo de falsas excusas que impidan o lesionen el cumplimiento de dichas obligaciones y viviendo con realismo cada una de las situaciones que se nos presenten en la vida.

En conclusión, conocemos que el equilibrio de trabajo y familia se traduce a menudo en el uso que hacemos de nuestro recurso más escaso: el tiempo. Una sana vida de familia requiere tiempo, y tiempo de calidad, para poder desarrollar las funciones derivadas de nuestros roles de padres y esposos, funciones que, en muchas ocasiones, no se pueden delegar.

Por esa razón se debe llegar a establecer acuerdos explícitos que partan desde la raíz del matrimonio para onocer lo que nos estamos jugando cuando abordamos las cuestiones que afectan al equilibrio de familia y trabajo, reflexionando sobre cuál es nuestra actitud y predisposición personal en este tema.

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